miércoles, 16 de septiembre de 2009

Moneda de Cambio

Hay un precepto no escrito que gobierna toda la sociedad vampírica desde las alcantarillas, hasta lo más alto de los rascacielos. No hay normas, ni leyes estrictas que lo gobiernen, pero es algo que los hombres siempre han hecho y los vampiros han convertido en todo un arte, los Favores.

Como criaturas inmortales, que no tienen ninguna necesidad que este fuera de su alcance, hay pocas cosas capaces de motivarlos, ni siquiera el dinero suele ser importante. Muchos de los vampiros más viejos son capaces de manejar cantidades de dinero equivalentes a pequeños países, pero siempre hay algo que un vampiro quiere, y no puede conseguir… sin cierto riesgo. Así que los vampiros se han hecho favores, desde el principio de los tiempos. Los vampiros más antiguos, buscan a los jóvenes para que sean sus ojos, y oídos, para que sean sus piernas, o incluso sus brazos armados; cumpliendo tareas que ellos no pueden o quieren realizar.

Cuando un vampiro hace un favor a otro, ya sea con un trabajo, o información, se espera del otro, un pago similar. Pero este no es ni mucho menos inmediato. Los vástagos más poderosos, de una ciudad, suelen ser aquellos que acumulan enormes cantidades de favores debidos, como si de un banco se tratasen, y cuando deciden cobrárselos… lo vampiros encuentran la muerte definitiva, los príncipes caen, y el equilibrio de poder es alterado. Sin embargo ninguna ley escrita obliga al pago de los favores realizados, pero un vampiro que no devuelve sus favores, puede acabar siendo alguien en quien nadie confié, o incluso podría enojar a quien no se debe, y verse una noche atado en la azotea de un edificio mientras sale el sol. No es extraño que los propios príncipes intercedan para asegurarse de que la cadena de favores se cumple, si el vampiro agraviado es un antiguo o un aliado cercano.

Comparativamente podría imaginarse a los vampiros como una familia mafiosa, cuando uno ayuda al otro, se espera que si un día se le necesita acuda sin rechistar. Nadie toma nota de estas cadenas de favores, pero los vampiros no son dados a la mala memoria.

Muchas veces los vampiros contraen deudas sin ni siquiera darse cuenta, sobre todo los más jóvenes. Cuando un vampiro viejo te ofrece un poco de sangre fresca, algo de información interesante, o el permiso para convertir a la chica de la que te has enamorado; no te está haciendo un regalo, es más ni siquiera te recordara que le debes una. Pero tal vez un día, mande un sirviente a buscarte, te presentes ante él y te diga “Recuerdas a tu novia. Sí, sí la que pudiste convertir en vampiro. ¿Cómo esta? A si me alegro, bueno; necesito que hagas algo por mi…”